Noche de lobos

La  noche recién avía caído  estrellas se asomaban lentamente como temiendo por algo o alguien y frente a mi ese maldito lobo con su sonrisa hipócrita y sus ojos que me observaban descaradamente, mientras mi mano se alzaba  para alcázar la piedra que me ofrecía tan gustoso  por unos segundos dude pero volví mi mano atrás.

-no le puedo hacer eso a petter  no haré lo mismo   que la puta de camile-dije apretando la mano contra mi pecho.

-ya es tarde-dijo beregond sonriendo gustoso y entonces fue cuando lo sentí abrí mi mano y la vi la piedra que avía rechazado en mi mano incrédulo-vamos no sería bueno para ti con el dolor el aprenderá a amarte-dijo mientras su sonrisa se ensanchaba mas.

-eres un maldito como puedes hacerle esto a tu hijo-dije con ira y asco ese hombre era uno de los seres que mas llegue a despreciar en mi vida nunca ni siquiera a mi propio padre odie tanto.

-vamos me vas a decir  que no disfrutaste esa noche con mi hijo, no quisieras que se vuelva a repetir y que no sea solo sexo?-dijo detrás de mi ¿Cómo demonios avía llegado hay? no lo sé pero comenzaba a asustarme un poco.

-yo yo-no sabía que responder una parte de mi gritaba que si quería estar con petter que deseaba que aquellas carisias que me dio fueran reales, que los besos que me dio no fueran solo simple placer carnal, pero otra parte de mi me dijo que estaba mal que a pesar de todo petter no me amaba, que no podía obligarlo a hacerlo que no era justo para el que hacerlo solo me rebajaría a algo peor que el maldito bastardo que me proponía el trato.

-o no será que-maldita sea podía oír su vos junto a mi oreja y solo podía quedarme hay parado sin siquiera poder apartarme-que prefieres pasar una noche con migo, te aseguro que soy mucho mejor que mi hijo- sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo no se me comencé a sentir mareado como si estuviera borracho, mi garganta estaba seca sentía mi respiración pesada y tenía la vista algo borrosa, volví a sentir el aliento de beregond  contra mi oído, cerré mis ojos instintivamente.

-yo te are sentir mejor-fue lo que escuche antes de sentir como tomaba mi mentón para obligarme a voltear la cara  para estar frente a frente.

-abre los ojos-me ordeno no sé porque pero lo hice lentamente temiendo lo que iba a ver, pero cuando lo hice vi unos cálidos ojos dorados que me miraban con ternura y en vez de cabellos azabaches me encontré con una cascada blanca.
-petter-fue lo último que paso por mi mente antes de ser atrapado en un demandante beso que me obligo a cerrarlos ojos y dejarme llevar por él.
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Beregond sonrió para sus adentros el shinigami avía caído solo una pequeña ilusión y ya estaba rendido a su voluntad un corazón enamorado era ten fácil de manipular y más uno roto, si su estúpido hijo avía desperdiciado ese cuerpo para disfrutar el aprovecharía entonces.
Cogió el cuerpo del más joven estilo nupcial dirigiéndose a la habitación de este para una buena noche, sonrió con superioridad sí que sería una gran noche.